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Documental en el que se desmonta la causa esgrimida por la Administración de Bush para la invasión de Iraq que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001.

A través de entrevistas a funcionarios de los servicios de inteligencia y de defensa estadounidenses, expertos en asuntos exteriores e inspectores de armas de Naciones Unidas, incluyendo a un antiguo director de la CIA, a dos antiguos secretarios de Defensa, a un antiguo embajador en Arabia Saudí e incluso al antiguo Secretario del Ejército del presidente Bush, salen a la luz la mentiras y engaños del gobierno estadounidense y sus aliados y las verdaderas razones de la invasión.

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    "Al Descubierto: Guerra en Irak, plantea las diferentes razones de la guerra. Como es evidente prácticamente para todos que en Iraq no había armas de destrucción masiva, la pregunta más frecuente es: “Bien, entonces, ¿cuál es el motivo de esta guerra?”. Y la respuesta no puede ser otra que la propia filosofía neoconservadora de un pequeño e influyente grupo de asesores presidenciales que se ha impuesto en Washington después del 11 de septiembre. Y no es una teoría de la conspiración... Esta película habla de esos neoconservadores, explora con detalle quiénes son y la naturaleza de sus creencias que han conducido a la guerra. Además, se repasa la actuación de los medios de comunicación y cómo en Estados Unidos todos ellos se dedicaron a alentar la guerra, más que a ver el proceso con ojo crítico.

    Otro significativo aspecto que aborda esta película es el papel de los "informadores" de los servicios de inteligencia. La irrecusable información actual acerca de estos informadores, su enorme influencia sobre el gobierno de Estados Unidos y el hecho de que se equivocaron prácticamente en todos los puntos claves es un aspecto fundamental de esta mirada sobre la guerra de Iraq.

    He repasado mis entrevistas originales a funcionarios de servicios exteriores de la CIA y a inspectores de armamento y me ha producido una gran sorpresa la agudeza, cuidado y gran acierto de todos estos hombres y mujeres al analizar las causas de la guerra. De hecho, fueron los más sensatos y heroícos al hablar claramente cuando eso no era popular ni estaba de moda. Me siento orgulloso de conocer a esos patriotas y me siento satisfecho de ofrecer al público esta película." Robert Greenwald, El Director.

 


Nueva York, 18 de marzo. Los temas de raza y racismo en Estados Unidos finalmente irrumpieron en el escenario electoral después de permanecer apenas bajo la superficie en los meses que llevan las campañas de precandidatos, no obstante la presencia del primer aspirante afroestadunidense con posibilidades de ganar la Casa Blanca.

La disputa cada vez más fuerte sobre lo que críticos consideran “declaraciones controversiales” en los últimos años del pastor religioso de Barack Obama en Chicago, en las que califica a Estados Unidos de país racista con autoridades corruptas y criminales, ha amenazado con descarrilar la campaña del precandidato demócrata, quien hoy fue obligado a enfrentar de manera directa cuestiones de raza y racismo durante un discurso en Filadelfia.

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    Aunque criticó algunas de las declaraciones de su ex pastor, el reverendo Jeremiah Wright Jr., y se distanció de otras, Obama colocó esto en el contexto de la historia y la experiencia negra en Estados Unidos, algo sobre lo que no había profundizado hasta ahora.

    Recordó que tiene familiares de varias razas, evocó su origen biracial y mencionó que está casado con una mujer negra “que lleva sangre de esclavos y de dueños de esclavos”.

    Invitó a que los estadunidenses “superen algunas de nuestras viejas heridas raciales”, pero a la vez afirmó que el tema de la raza es algo que “no podemos permitirnos ignorar hoy día”, ya que nunca se ha logrado resolver de manera fundamental. Describió algunos de los elementos históricos que han generado “ira y amargura” en la comunidad afroestadunidense, y subrayó que “esa ira es real; es poderosa. Y el simple deseo de que se desvanezca o el condenarla sin entender sus raíces, sólo sirve para ampliar la brecha del no entendimiento entre las razas”.

    Al señalar que esa ira y resentimiento también existen en algunos sectores blancos, indicó que eso únicamente servía para distraer la atención “de los verdaderos responsables” de las crecientes presiones sobre ambas comunidades. Estos responsables, detalló, son parte de una cultura empresarial corrupta, del poder de ciertos intereses especiales y de “políticas económicas que favorecen a los pocos sobre los muchos”.

    Condenó algunas de las declaraciones del pastor Wright que han sido calificadas de incendiarias, dijo que “no son sólo equivocadas, sino divisorias, en un momento en el que necesitamos unidad”. Recordó que aunque fue el guía que lo llevó a su fe cristiana en la Trinity United Church of Christ, en la sección pobre de Chicago, y que fue quien lo casó y bautizó a sus hijos, no estaba de acuerdo con algunos de sus sermones ni con otras de sus declaraciones.

    Entre algunos fragmentos de declaraciones de Wright que se han difundido en Internet y otros medios, hay afirmaciones de que los atentados del 11-S fueron resultado de las políticas estadunidenses, y que el himno patriótico God Bless America (Dios bendiga a América) debería ser cantado por negros como “Dios condene a América” por la historia de esclavitud y discriminación que han sufrido durante siglos en este país.

    Pero al condenar algunas de las frases, Obama subrayó que se tenían que entender dentro del contexto racial del país, y por lo tanto, también afirmó que aunque la cosa “políticamente segura” que se debería de hacer es tratar de evadir esta controversia y descalificar a Wright, no lo haría. “No puedo desconocerlo (a Wright) al igual que no podría desconocer a la comunidad negra. No puedo desconocerlo, al igual que no podría desconocer a mi propia abuela blanca… una mujer que me ama más que cualquier otra cosa en este mundo, pero una mujer que una vez me confesó su temor de los hombres negros que pasaban frente a ella en la calle…”

    En su discurso de 45 minutos redactado por él después de una semana en la que se intensificó el cuestionamiento hacia Obama por su relación con Wright, el precandidato demócrata ofreció sus más extensos comentarios sobre uno de los grandes temas de este país, y uno que, a veces a susurros, a veces a gritos, lo ha acompañado desde un inicio.

    Para un veterano observador y participante en debates sobre asuntos raciales, “todo esto revela la obvia verdad de que los blancos y los negros no viven en el mismo país y en gran medida no hablan entre sí, y que muy poco está resuelto”, dijo en comentarios a La Jornada. “Esto pone de nuevo en la mesa lo que muchos aquí piensan: que por el racismo que prevalece en este país hay un amplio sector blanco que jamás votará por un negro”.

    Sin embargo, eso es justo lo que está en juego en la apuesta de Obama, quien ha insistido que los estadunidenses están hartos de la política en Washington, que hay hambre de cambio, y que el apoyo por su mensaje sí demuestra la voluntad para superar las divisiones que han obstaculizado ese cambio.

    La presencia de Obama en esta elección es de alguna manera una prueba que podría demostrar si en verdad este pueblo está listo para ese “cambio”.


 

La senadora demócrata y aspirante presidencial, Hillary Clinton, afirmó hoy que el costo de la guerra en Irak podría ascender a un billón de dólares y reiteró su idea de que Estados Unidos se retire de un conflicto que 'no puede ganar'.

De inmediato, los comentarios de Clinton suscitaron un contraataque de su rival en el Partido Demócrata , Barack Obama, y el candidato republicano John McCain.

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    'Está en juego nuestra seguridad económica. Tomando en cuenta los costos a largo plazo de reemplazar equipos y dar cobertura médica a las tropas y beneficios a familiares de soldados caídos, la guerra en Irak podría costar más de un billón de dólares', dijo Clinton.

    A dos días del quinto aniversario de la invasión de Irak, la senadora demócrata aprovechó su discurso en la Universidad de George Washington para criticar la decisión del Gobierno de EEUU de invadir el país árabe el 19 de marzo del 2003.

    Clinton hizo énfasis en el creciente costo de la guerra y su repercusión en las prioridades nacionales cuando la economía se perfila como el asunto más importante para los estadounidenses con vistas a las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

    La senadora destacó que con los fondos ahora destinados a la guerra bien se podría dar cuidado de salud a los 47 millones de estadounidenses que carecen de seguro médico; servicios de educación para todo preescolar, facilitar la educación universitaria para los jóvenes, resolver la crisis de vivienda y dar alivio tributario a 'decenas de millones de familias de clase media'.

    En contraste, la guerra en Irak, donde ya han perecido cerca de 4.000 soldados estadounidenses, no sólo está minando la capacidad de las fuerzas armadas del país sino que también está poniendo en riesgo la seguridad económica, subrayó Clinton.

    En la actualidad, el conflicto bélico en el país árabe ya le ha costado al país unos 500.000 millones de dólares.

    Clinton ha dicho que si gana la presidencia le pedirá a un grupo de asesores militares que elabore un plan para iniciar la retirada de las tropas en un plazo de 60 días a partir de enero próximo.

    Por otra parte, Clinton dijo que el presidente George W. Bush está decidido a mantener 'su fallida política en Irak' mientras que el candidato presidencial republicano, John McCain, 'aceptará de muy buen grado la antorcha y mantendrá el rumbo actual, dejando a las tropas en Irak por hasta cien años si es necesario'.

    Tanto Bush como McCain 'quieren mantenernos atados a una guerra civil en otro país, una guerra que no podemos ganar', aseguró Clinton, al describir a ambos como personas que en vez de aprender de errores, 'los repiten'.

    Clinton también arremetió contra Obama al señalar que su ex asesora en política exterior, Samantha Power, dijo que el senador demócrata por Illinis posiblemente no cumpliría con su promesa de iniciar la retirada de Irak en un plazo de 16 meses a partir de enero del 2009.

    Obama de inmediato respondió al ataque de Clinton al recordar que él se ha opuesto a la guerra en Irak desde el principio.

    En otras ocasiones, Obama también ha recalcado que la senadora Clinton votó a favor de una resolución en el Senado para autorizar la guerra en el 2002.

    Clinton y Obama se pronunciaron sobre la guerra en Irak en momentos en que intentan captar el mayor número de delegados posibles para lograr la candidatura presidencial, y las primarias del próximo 22 de abril en Pensilvania serán clave en ese proceso.

    La campaña de McCain, por su parte, emitió un comunicado en el que criticó 'los ataques deshonestos' de la senadora Clinton.

    La directora de comunicaciones de McCain, Jill Hazelbacker, dijo que 'sería una enorme irresponsabilidad mantener las promesas de campaña que hace el ala izquierda del Partido Demócrata y proseguir con una retirada, sin importar la situación' sobre el terreno.

    Algunos observadores coinciden con los comentarios de la portavoz de McCain, al recordar que incluso los mejores planes requieren una revisión ante los cambios en la realidad política dentro y fuera del país, y la situación de seguridad en Irak.

    Terra Actualidad - EFE

 

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