Carlos Kauffmann se ha zarandeado entre el antichavismo y el ultrachavismo con la lógica de los negocios y la supervivencia.


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    Admitió a LA NACION (Diario Argentino), hace unos meses, que tenía aceitados los vínculos con el poder bolivariano. Era su negocio, al cabo. Ahora, incriminó al gobierno de Venezuela al declararse culpable en Miami.

    Una empresa relacionada con el petróleo compendia los vínculos entre Kauffmann, la política y los millones de dólares: Venoco, la segunda petroquímica de Venezuela.

    El empresario venezolano compró, en 2002, el 87 por ciento de Venoco, cuyo único proveedor de materias primas es el gobierno chavista. En aquella época, tenía apenas 30 años y un gran futuro por delante.

    Asociado a Franklin Durán, otro de los detenidos e investigados por los Estados Unidos en el caso de la supuesta actividad de inteligencia ilegal en territorio norteamericano, Kauffmann aprovechó que Venoco era propiedad de un grupo antichavista y, por 30 millones de dólares, compró la parte que hoy tiene después del fallido golpe de Estado contra Chávez.

    No es el único negocio que mantiene con el gobierno venezolano: también dirige Perfoalca, proveedora de taladros para la empresa petrolera estatal, Pdvsa. Y también en sociedad con Durán.

    Dueño de una fortuna multimillonaria, a los 35 años, sin estudios universitarios ni herencia conocida, Kauffmann quedó entrampado en el caso de la valija con 800.000 dólares por ser el dueño de Venoco, cuyas tarjetas repartía amigablemente por el mundo el valijero Guido Alejandro Antonini Wilson. ¿Eran socios? ¿O Antonini actuaba sólo como asesor en la petroquímica?

    Se sabe que con Antonini comparte la pasión por los autos: ambos tienen Ferraris, Porsches, Hummers... Hasta corrieron juntos en un rally.

    De esa relación, que parecía amistosa, queda poco. Kauffmann considera hoy a Antonini no más que un "asesor de metalmecánica de la vicepresidencia" de Venoco. Así lo describió a LA NACION.

    Los vínculos políticos lo ayudaron. El gobernador de Miranda, Diosdado Cabello, es su concuñado. Y Miranda pertenece a la primera línea del chavismo. Un chavismo que Kauffamann abrazó cuando le convino y al que ahora, para salvarse, incriminó en los Estados Unidos.
    Ignacio Labrador